Tuesday, March 10, 2009

Desequilibrio.




Parecía que hoy iba a ser otro día más. Estaba despierta desde temprano debido a mis cursadas matutinas en la universidad. Una clase un tanto dinámica, a diferencia de la del día anterior. Una mañana tranquila. Un viaje a casa más que normal. Un almuerzo muy rico en familia y una siesta poco reparadora. 
Todo parecía apuntar a que este día, martes 10 de marzo, iba a ser un día más. 
Pero contra todo pronostico, no lo fue.

Me despertó mi mamá diciéndome que había sonado mi teléfono. Enseguida pensé, "debe ser mi compañero avisándome cuánto le salieron las copias de publicas". Me levanté, tomé un vaso de leche, me cambié y me preparé para mi jornada laboral de la tarde. Me estaba yendo, cuando recordé el teléfono que seguía en mi cuarto. Fui a buscarlo y lo abrí despreocupada. En ese momento mi corazón dio un salto y me quede sin palabras. Era ÉL. Se había tomado el trabajo de escribirme un mensaje de texto (nada más impersonal) después de dos semanas de evasión hacia mi persona. Y lo peor no es eso, sino lo que él escribió:

"Nuestra foto sigue ocupando su lugar original. Y tu foto no deja de mirarme cada vez que estoy en mi cuarto"

El alma se me cayó al suelo. No podía creer lo que leía. Me derrumbe sin previo aviso, sin tener a nadie que me sostuviera. Sin tener a alguien a mi lado que me dijera que debía hacer. Pensé en nuestra foto al instante. Nuestra foto. Yo le regalé ese recuerdo que retrata una de nuestras tardes de noviazgo. Esa tarde que tengo pegada a mi retina como si hubiera sucedido ayer. Y esa es la foto que más amor refleja. Esa es la foto que yo solía tener en mi cuarto, y que luego guarde en mi caja de recuerdos.

Me apabulló un sentimiento de tristeza enorme. Me sentí como al principio nuevamente. No puedo evitar sentirme así cuando Él me escribe este tipo de cosas. Me hacen recordar cuanto tuve y cuanto ya no tengo. 
En ese momento lloré. Lloré pensando por que me había escrito eso. Por que no había pensado en que sentiría yo al leer esas palabras. Y de repente apareció un nuevo sentimiento contrario a la tristeza que me invadía. Sentí indignación, sentí furia. Me enojé, y le atribuí a él todas las culpas.  Tome fuerzas y le conteste su mensaje. El mio preguntaba porque se había tomado el trabajo de mandar dichas palabras, cuando hacia semanas que no me hablaba (recalco el "me" dado que él me ignoraba a mi, y no yo a él), y saben lo que me contesto? :

"Te escribí porque hay días que no necesito pensar en vos, y otros en los que me dejo llevar por lo que todavía siento"

Traducción= "Hay días en los que no te necesito, entonces te evito y no te contesto nunca. Pero hay otros días en los que si necesito de vos, entonces te escribo un mensaje destructor sin importar que sientas cuando lo leas" .
Me quede sin palabras. ¿Acaso podía ser aún más egoísta conmigo? ¿Acaso no le alcanzó con hacerme vivir el peor cumpleaños de mi vida por haber decidido terminar nuestra relación a escasos días de cumplir mis 19? ¿Acaso no le alcanza con hacerme llorar todas las noches, desde hace 5 meses? ¿Acaso no entiende que mis recuerdos están lejos de estar arriba de todo en mi estantería, que aún los tengo al alcance de la mano, y que cada cosa que me hace acordar a él me destruye el corazón?
No, evidentemente no lo entiende. Y evidentemente, mi desequilibrio emocional no le interesa. Sus pensamientos son propios. Son solamente basados en sus necesidades momentáneas hacia mi persona. Si se acuerda de mi o no todos los días, es algo de lo que no tengo conocimiento. Pero él bien sabe que cada una de sus palabras se escriben en mi mente y en mi corazón con marcador indeleble. No se borran. Y nunca lo harán. 

Los mensajes siguieron. De mi parte se enviaron palabras llenas de furia. De su parte unas disculpas insuficientes por enterarse de mis lágrimas, prometiendo dejarme "tranquila" y asegurando no volver a escribir más. "Que estés bien", me dijo. Como si eso solucionara todo su daño. Como si yo quisiera no saber más de él. Como si a mi me fuera suficiente un mensaje de texto. 

Se niega a escuchar mi voz. Se niega a tener una charla por teléfono ante la falta de vernos cara a cara. Se niega a conceder lo que creo necesario para yo  poder seguir adelante. Se niega a hacer eso por mi. Lo evita. Necesito que me escuche. Necesito decirle todo lo bueno y todo lo malo que tengo en mi mente. Necesito que entienda de una vez que yo estoy viviendo un infierno interior. Una lucha conmigo misma por enterrar el amor que por momentos parece reaparecer. Necesito seguir adelante, necesito volver a ser yo. Necesito poder verme a mi misma y llamarme a la reflexión.



Alguien a quien hace poco conozco, supo reflejar con palabras sabias las acciones de quien tanto mal me hace. 

"Seríamos mejores si podríamos vernos a nosotros mismos. Pero eso es imposible. Sólo, con suerte, después de un buen tiempo podemos retrotraernos a nuestro pasado y ver las barbaridades que hacíamos.
Pero en el momento, instantáneamente, no podemos ver lo que estamos haciendo, lo que decidimos, y eso tiene su gracia, pero luego sabe amargo. Y eso suele pasarle a alguien que termina una relación. El que toma la decisión llega, en algún momento, a estar seguro de lo que hace. Se convence de que ya no hay nada por lo que seguir. Que está seguro. Que no ha de arrepentirse. Que es acertado. Y tiene mil argumentos para fundamentar el adiós. Pero me atrevo a decir que en la mayoría de los casos, si fue amor de verdad, no está consiente de lo que hace. Pero porque no está dentro de sus posibilidades. No somos capaces de vernos a nosotros mismos maduramente. Somos demagogos y autocomplacientes. Siempre tenemos razón y ganamos las discusiones cuando hablamos con nosotros mismos.
Quizás en ese estado de inconsiencia consiente esta aquel muchacho. Y ese estado se cometen errores que parecen aciertos. Perderte puede haber sido uno de ellos."

¿Podría esto ser más cierto? Cuando de algo estamos convencidos, no hay nada que nos haga cambiar de opinión...aunque las decisiones que tomemos, a la larga no sean las correctas. 
En este caso perdí yo. En este caso yo fui la perjudicada. En este caso yo fui la que quedo sola en un mundo de amor en donde los protagonistas ya no eramos dos. 



A veces me creo fuerte, hasta superada. A veces creo que el daño ya no es tan grave como antes. Pero esta apreciación es en todos los casos incorrecta.

 "Las lágrimas que aprendimos a aguantar nos delatan débiles y vencidos. Porque no. Por más que lo intentemos, no se va. El recuerdo no desaparece. Nunca.
Lo cierto es que de repente, un día, nos creemos dueños del control retrospectivo. Hasta que  una palabra, un gesto, un nombre, nos lo recuerda todo. Nos vence por knock out y ahí quedamos, tendidos con un corazón que no termina de sanar porque falta una charla, una respuesta, un intento. Porque hay algo pequeño, o bien enorme, que no nos permite cerrar el círculo. 
Sólo nos resta encontrar un poco de cordura. Algo de sensatez que nos permita ubicar los recuerdos en algún lado de la memoria donde ya no duelan. O a donde lleguemos, con dificultad."

Ojala mi amiga del alma, que tantos consejos ya me ha dado, tenga razón. Ojala que mis recuerdos se ubiquen en un lugar donde me cueste alcanzarlos. Donde no pueda sentirlos como si hubieran sucedido ayer. Ojala aprenda a ser mas fuerte. Ojala pueda girar la cabeza y cambiar mi rumbo. Porque voltear o llorar cada vez que escucho su nombre ya me dejo sin energías. Ya me dejo sin esperanzas. Ya me dejo sin fuerzas para seguir. 

Pensaba que estaba mejor, pensaba que había avanzado. Pero claramente estaba equivocada. El desequilibrio que tuve fue tan grande que hoy volví a entender cuan grande fue nuestro amor. Cuanto yo sentí, cuanto llegué a amar.
Hoy, él me hizo sentir que nada esta bien, que todo esta lejos de estar mejor y que tengo un recorrido enorme antes de poder seguir adelante.

A pesar de mis entimientos de furia e indiganción, hoy ÉL me hizo recordar que mi sentimiento aún esta vigente. Me hizo recordad cuanto lo extraño. 

Hoy ÉL me hizo recordar que aún lo amo.


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6 comments:

Unknown said...

No hay palabra que te haga sentir mejor. No hay consejo que te enseñe a olvidar. No hay dolor más grande que ese que sentís.

Y yo no puedo hacer mucho más que extenderte mi hombro, para que llores.



Todo va a estar bien, amiga. Aunque ahora no me creas.
Te quiero mucho..

Leila said...

Es difícil responder a tal discurso de dolor. Únicamente podría decirte lo que muchas veces me dijeron y fui tonta de no creer: todo pasa. Hoy no ves el sol más allá de las nubes de tu tristeza, pero puedo asegurarte que siempre estará ahí.. para cuando quieras abrir los ojos y mirarlo finalmente. Siempre por nuestra vida pasan hombres que se nos anclan en el alma y que no se irán jamás, sólo que hay que aprender a convivir con ellos donde no puedan hacernos daño. Te conocí siendo alegre y divertida y hoy veo a una macky apagada que no me gusta tanto. Ojalá el tiempo te enseñe todo lo que hoy no podés ver. Ojalá pronto seas una macky renovada. Pero tené en cuenta que el tiempo lo podés poner vos y nadie más. Siempre vendrán los recuerdos a sacudirte el presente, hasta cuando hayas logrado alcanzar la felicidad plena. Siempre algo te querrá tirar abajo, no lo dejes. Sé fuerte, dejalo ir.

Nelson Lastiri said...

Antes que nada, y en nombre de la persona que si no me equivoco y no se arrepiente comparte lo que digo, ...abrazo. Fuerte. De esos después de los cuales quedan hombros llenos de moco y llanto como si fueran la más pura fragancia a desahogo. Te leo tan indefensa que asusta. Y se que no tengo la receta ni la pieza de acuerdo a tu necesidad pero puedo distrarte con mis palabras mientras buscas la solución. Veo, afortunadamente, que no estás tan desorientada porque pretendes cerrar la historia a través de una charla que -desde la otra parte- nunca se concreta.
Lo unico que puedo en mi inmadurez aconsejarte es que trates de pensar e imaginar que hay uno (y muchos más) que pueden llenar tu corazón genuinamente, no como un parche sino con sustancia y esencia. Y que llega un momento en el que debemos decirnos basta a nosotros mismos y seguir, para que suceda lo que dice Leila. Entonces aumentá un poco y sanamente tu orgullo y determiná que ya has puesto sobre la mesa suficientes alternativas de cambio y que no ha pasado nada. De seguro quien te ha visto y lee tu último post llega a sentir bronca. Sin ánimo de hacer una publicidad que no me alimenta, celebro que te hayas dado cuenta lo que yo aprendí a los porrazos...
(http://nels-on-line.blogspot.com/2008/02/el-amor-de-tu-vida.html)
Pero te aconsejo que empieces a mirar nuevas esperanzas porque aun te queda tanto tanto... Aunque claro, hay cosas que no sé y que te arraigan al recuerdo..."peco de ignorante" como decís vos para evitar mi gruñotitis fingida y exagerada...
(http://nels-on-line.blogspot.com/2008/03/archivo-del-alma.html)
Y sonreí más...dale alegría y cosa buena... aaaaaaaaaaa
Nel

(oventies)

Maqui said...

Por mas de que mi pena sea tan grande que me tapa hasta los ojos...uds me hacen sentir acompañada, no siempre mejor...pues no es eso lo que espero del otro lado, sino su compañía, sus palabras reflexivas sobre lo que me pasa. Esto que escriben es lo que me hace verme en perspectiva. Con objetividad. Uds son mi herramienta para seguir adelante.

Un hombro donde llorar, un par de abrazos para poder abrazar y un par de oídos que sepan escucharme.
No necesito que me hagan sentir mejor, solo que me acompañen, y si en ese trayecto me sacan alguna sonrisa pues bienvenida sea.
Flori, Lei y Nel....son 3 personas totalmente distintas en mi vida y las 3 saben apoyarme desde su lugar y desde el rol que juegan en mi mundo.
Gracias. A los tres. Por sus palabras, por sus abrazos, por sus hombros, por sus oídos
Gracias....en serio.

Maqui said...

por cierto nel...me tomo el atrevimiento de tomar como pto de partida tu pregunta del día 13 de marzo de 2008...para crear mi propia reflexión...espero no te moleste ^^

Nelson Lastiri said...

Avanti Morocha, sin pedir permiso que vivimos de prestado.
...de haber sabido que estabas despierta tan temprano...