Sunday, March 1, 2009

Las Familias



Hace algunos días me recordaron una afirmación 100% correcta: los amigos son la familia que uno elije. 

A diferencia de nuestra familia biológica, los amigos pasan por una ardua selección que puede acarrear llantos, engaños, risas y alegrías hasta convertirse en amigos propiamente dichos. Claro está que al comienzo podemos cometer errores, pero entrados los años y mientras más grandes nos ponemos, solemos elegir mejor, hasta llegar al momento en el que esas personas son consideradas familia, teniendo una relación inclusive más intensa de la que podemos llegar a tener con nuestros verdaderos parientes.

Mi familia biológica primara se compone de cuatro integrantes. Mamá, Papá y mi Hermano Menor. A ellos no los eligi, y aunque me den muchos dolores de cabeza y se me haga bastante fácil encontrar motivos para "enojarme" con ellos, suelo llegar a la conclusión de que sería una perdida de tiempo hacerlo (al menos en un porcentaje de las veces, que bueno...no siempre es muy elevado)
Recalco entonces que biológicamente tengo hermano, no hermana. Biológicamente no tengo otra adolescente cerca que me use mi ropa o me saque mis zapatos sin permiso. Y creo que eso esta bien.

Remontándome a mis días de grados primarios, recuerdo que eso no estaba completamente bien. En realidad eso no estaba para nada bien. Me sentía diferente, y no encontraba la compañía de otra niña como yo en la escuela. Eran días difíciles en los que tampoco encontraba respaldo en mi casa por parte de alguna hermana, aunque siempre estaba mi mamá. 
Sin embargo, un día conocí a quien hoy denomino mi amiga del alma. Y no la encontré en mi grupo diario sino en otro distinto al que yo conocía... y del que hoy me siento parte aunque sus miembros sean diferentes. Ella supo darme desde ese día todo el apoyo que yo necesitaba. Y eso que necesitaba fue cambiando conforme fui creciendo, y siempre ella supo como contenerme. Y claro, a ella me gusta prestarle mi ropa y mis zapatos.

El sábado fue su cumpleaños, y por supuesto allí estuve presente. Nos juntamos a cenar. Era un entorno festivo sin lugar a dudas, donde las risas y la alegría reinaban por doquier. Fueron largas horas de sushi, carioca, teg, película y charlas.
En ella reinaba el amor y la felicidad de por fin sentirse feliz. Tenia a su familia, a sus amigas y a su novio. Pretty easy huh?
Well...it's not.

Esa noche, caí en la cuenta de todo lo lindo que hoy en día no puedo tener. En esa cena pude ver lo que era una familia unida. A pesar de conocer algunos de sus problemas, ellos estaban ahí, todos juntos, festejando el cumpleaños de mi amiga sin importar las diferencias. Vi a los hermanos juguetear y hacer chistes. Vi a sus padres charlar entre si, hablar con sus hijos. Vi a mi amiga charlar con sus padres.
A pesar de mis fallidos intentos, no pude evitar comparar su familia con la mía. Sentí tristeza al no pertenecer a una familia así, aunque quizás sea cuestión del tiempo para sentirme un poco mejor con la que me pertenece. Mi Hermano Menor es demasiado menor aun para sentirse mi cómplice. Mi Papá no sabe mucho de mi y no tiene intenciones de mejorar nuestra relación que va en declive. Y mi Mamá nunca se conforma con ninguna de mis acciones, ni siquiera con aquellas en las que me apego a todas sus reglas. Siempre existe un pero.

En mi familia no reina la paz. Y si así parece, es totalmente teatrada para la ocasión.

Aparentemente, los números acumulados a mi edad no me juegan a favor, porque simplemente mis padres no los tienen en cuenta. A medio año de cambiar a la década de los 20, no existe contexto o momento alguno en el que se pueda establecer una conversación bilateral. Nunca se puede crear una charla donde no existan los peros por su parte. Y siempre deben primar sus opiniones ante las mías.
¿Acaso no es un poco soberbio de su parte poner trabas cuando su hija de casi 20 años les pide charlar? Recalco el casi 20 años, porque me parece absurdo el no dialogo a esta edad. Seremos padre/madre e hija, pero para comunicarse deben instar las dos opiniones por igual y por supuesto, ser escuchadas por igual. Eso no da lugar a malos tratos ni a contestaciones subidas de tono. Todo lo contrario, tiene que dar lugar a la racionalidad y civilización que nos caracteriza como seres humanos. 

No existen manuales para ser padres, y menos para ser hijos. Por eso insisto en que el dialogo es la mejor opción para hacerle saber al otro como se perciben sus acciones. No para decirle si lo que hace esta bien o mal. Tampoco para demandar lo que cada parte cree la otra debería hacer. Sino para hacerle saber como uno se siente uno desde su propio punto de vista. Mis padres sencillamente no entienden que aún siendo la hija tengo mis limites de tolerancia, como así tampoco se dan cuenta de que toman mis acciones, tanto positivas como negativas, por sentado. No es correcto pensar que lo que hago bien, siempre lo voy a hacer bien.. y lo que hago mal, siempre lo voy a hacer mal. 

Yo creo que aún no caen en la cuenta de la edad a la que me avecino. No será la mayoría legal de edad, pero opino que estoy en un momento de mi vida en el que deberían saber que cuando un hijo les dice hablemos, es porque necesita que conozcan lo que pasa en su mente y en su alrededor.
La frase "no me entienden" o "no se metan" no cabe en este contexto, porque hoy yo pido todo lo contrario. 

Entiendan escuchando



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